Las Partes que nos Duelen

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Las sesiones centrales del proyecto se desarrollan en los meses de abril y mayo. Un cúmulo de sensaciones propias de un grupo de mujeres que se va conociendo poco a poco. El hermetismo irá dando paso a posiciones más abiertas, dejando que el cuerpo cada vez se sienta más libre.

Acciones cotidianas pueden ser transformadas (si prestamos atención) en gestos corporales que compongan una coreografía del vivir bien. Las “formas de sentarse” o cómo buscar un "equilibrio y balance" en el cuerpo. Leonor ante las mujeres explora movimientos en esta dirección.

A pesar de su esfuerzo, cierto espacio vacío entre Leonor y las mujeres se advierte en ocasiones. Aún queda proyecto por delante y el reto es generar un espacio de confort cada vez más amplio para que cada una de las mujeres pueda explorar sus propios límites.

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Leo pone en práctica una nueva estrategia. Quiere empaparse de la cultura de cada una de las participantes. Para ello pide a las mujeres que traigan a Casa Árabe músicas de sus países. La sesión no funciona como ella había planeado. Una mezcla de cansancio y cierta actitud lejana por parte del grupo harán que tenga que improvisar unos ejercicios finales destinados a animar al colectivo. Una conga se revela como solución inmediata.

Una incipiente amistad se va notando en gestos de ellas para ellas y secuencias de acercamiento a Leonor. Las imágenes de cariño comienzan a ser más frecuentes. El proyecto ha entrado definitivamente en una fase donde cada imagen denota seguridad y confianza. Las dudas han dejado lugar a un encuentro de reafirmación de la condición femenina. Leo acompaña al grupo con ejercicios que exploran el trabajo en común, como la tensión que puede generar un elemento tan frágil como un hilo.